BIENVENIDOS: REVISTA LA URRAKA INTERNACIONAL. EDICIÓN Nº 26

Portada:
Obra: Regatas en Argenteuil
Autor: Claude Oscar Monet
Fecha: 1874
Museo: Museo de Orsay
Características: 48 x 75 cm.
Material: Oleo sobre lienzo
Estilo:Impresionismo

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Cómplices en las Artes y la Amistad

MARAVILLAS MODERNAS EN LA URRAKA.

MARAVILLAS MODERNAS EN LA URRAKA.
A lo largo de un eje de casi dos kilómetros, en el antiguo cauce del río Turia, este complejo impulsado por la Generalitat Valenciana sorprende por su arquitectura - obra de Santiago Calatrava y Félix Candela - y por su inmensa capacidad para divertir y estimular las mentes de sus visitantes que, recorriendo sus edificios, conocen diferentes aspectos relacionados con la ciencia, la tecnología, la naturaleza o el arte. (Haz click en la imagen)

viernes, 27 de noviembre de 2009

PARA CONOCERNOS UN POCO

Cuestionario Urraka a Luis Fernando Escalona


1) ¿Dónde nació Luis Fernando Escalona?

R/ Me gusta hacer alusión al poema “Esto soy” de Carlos Pellicer:

"Nací de olmecas y mayas
y gente española de la montaña y el mar
por eso, las cosas saben más de mí
que yo de ellas"

Tengo un tanto de raíces italianas por mi abuela materna y españolas por los antepasados de mi padre. Por supuesto, mexicano. Mi abuelo era de Tehuacán, así que tengo una mezcla de raíces, de pirámides y de navegantes. Aunque nací en la capital del país, he vivido la mayor parte de mi vida en el Estado de México. Tengo el corazón más provinciano y que las cosas sepan más de mí, que yo de ellas, es quizá porque las cosas permanecerán. Nosotros, sólo estamos de paso.

2) ¿Cómo fue tu niñez?

R/ Tengo muy gratos recuerdos, aunque los momentos difíciles, fueron muy duros. Desde entonces, fui solitario y me forjé en ese ambiente. Como un lobo que dentro de la manada, se aleja para cantarle a la luna. Fue ahí donde creé mis primeras historias, personajes, amigos imaginarios si lo prefieren. Gracias a ello, me sentí acompañado en muchas ocasiones.

3) ¿Cómo llegaste a la literatura?

R/ No sabría decir en qué momento, fueron varias cosas. Cuando era niño, me gustaba crear personajes y dibujarlos, pero mis dibujos no eran buenos; así que pensé en escribir sus historias y dejar que alguien más las ilustrara. Luego, en mi adolescencia, comencé a escribir canciones y algunas cosas que terminaron siendo poemas. Escribí algunos cuentos de terror y tenía algunas ideas para desarrollar novelas. Estudié en la Escuela de Escritores de la SOGEM y de pronto, me vi colaborando a distancia con la editorial española El Taller del Poeta. Cuando menos me di cuenta, ya estaba en el camino.

4) ¿Cuáles son tus escritores y poetas favoritos?
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Mi página web es http://www.escalona.org/
Mi blog: http://lobocaos.blogspot.com/

martes, 24 de noviembre de 2009

Del 10 al 12 de diciembre de 2009 Cartagena de Indias vive su IV Encuentro de Poesía y Arte Erótico. Si deseas asistir, participar, lanzar tu libro, tu revista comunícate con nosotros al móvil 3114091114 ó al email revistalaurraka@yahoo.es
Entreda libre a todos los eventos.
Cupo limitado

lunes, 23 de noviembre de 2009

Literatura de humor en La Urraka

Idolatrías*

Juan Calvino, (1509-1564) padre del protestantismo francés, tuvo una vida agitada por su adhesión a las tesis luteranas y la defensa de sus propias doctrinas, que le costaron varias expulsiones y exilios, principalmente en Ginebra, donde creó una república protestante.
Autor del libro Instituciones de la religión cristiana (1536), también escribió la Epístola a Sadolet, y el Breve tratado sobre la Santa Cena en los que explica su teología. Como reformista propone el culto religioso democrático, la supresión de las ceremonias, el dogma de la predestinación y la reducción de los sacramentos al bautismo y la cena.

Tratado de las reliquias

Como intérprete de los Evangelios, Calvino en este opúsculo, denuncia con gran humor e ironía el uso indebido del culto de las reliquias.

Los tres prepucios de Cristo

No se propone hacer un inventario de las reliquias existentes pero asegura que no hay “pequeña iglesia catedral que no tenga una especie de hormiguero de osamentas y otros fárragos menudos”. Que pasaría, se pregunta, “¿si se reunieran los dos y tres mil obispados, las veinte o treinta mil abadías, los más de cuarenta mil conventos, tantas iglesias parroquiales y capillas?”.
Todo este acopio de reliquias le parece absurdo.
Además, agrega, “de los dientes y los cabellos de Cristo, de la Abadía de Charroux a la diócesis de Poitiers, se enorgullecen de tener el prepucio de Cristo, es decir la piel que le fue cortada en la circuncisión”.
Y prosigue con ironía: “Decidme de dónde les ha llegado esta piel (…). ¿Por espacio de quinientos años no se ha hablado (de ello) en la iglesia cristiana; dónde es que ha estado escondida, para encontrarla tan repentinamente? ¿Cómo es que ha volado hasta Charroux”?
Se alarma ante la numerosa cantidad de prepucios: “¿Qué diremos del prepucio que se muestra en Roma, en San Juan de Letrán? Es cierto que no ha habido sino uno. No puede entonces estar en Roma y en Charroux al mismo tiempo”.
Al fin de su tratado Calvino dice: “Mientras que se imprimía este libro se me ha advertido de un tercer prepucio de Nuestro Señor que se muestra en Hildesheim”.
Luego menciona la multiplicación de los clavos de la cruz por toda Europa occidental: “Cada uno - ríe burlonamente-, tiene derecho como los otros a declararlos auténticos”, así sean falsos.
De la corona de espinas de Cristo, cuyos pedazos se encuentran dispersos asegura: “Es necesario decir que las piezas han sido plantadas nuevamente para reverdecer”. Y enumera los lugares donde las espinas reverdecen.....


*Tomado del libro Historias de humor
Escritor Édgar Bastidas Urresty (Colombia)

domingo, 22 de noviembre de 2009

Poeta invitado por La Urraka

No necesito la mano de Dios

Y el permiso de los que matan
Para poder atravesar el abismo

Para viajar al fin de la noche
No preciso billete
Pues ya estamos todos borrados
Muertos y llenos de ceniza y viento

Nos han robado las palabras y las olas
Nos han arrancado las sombras y el color
De los abrazos

Ya no hay campos ni infinitos
Que se acunen en esa boca
Y en el fuego que se abre en los cuerpos
Desnudos con cien veranos marchitos

Ahora ya no hace falta ser otra vez niño
Para ser libre y poder reír
Cada vez que respiro desnudo

Qué tranquilos y limpios se sienten mis ojos
Cuando se pierde mi boca en tu espalda
Pues sé que eres tú
La única que puede sentir lo que realmente
Crece en mí cuando nadie puede verme

Poeta Antonio Marín Segovia (España)

URRAKAPOESÍA

3

Vamos.
Le caemos a la vida sin preguntas
y le pedimos respuestas sin censuras.
Cuando ya entendemos la palabra
el camino
la lágrima
la semilla,
comienza el tiempo de dejar a otros
los abrazos
la luz
la silla vacía.

4

Hoy la soledad
me ha encontrado.
La invité a un café
y en silencio discutimos.

5

Casi Junio

Regreso a pisar el lunes
de ida al trabajo.
Las molduras de los frentes
de las casas
los frisos las mochetas
esconden laberintos
donde la mano del artesano,
áspera y flexible
dejó la riqueza de un tiempo arquitectónico.
No sé sus nombres.
El ómnibus se ha roto y algunos esperamos silentes.
Solo unos pocos pasean los pies, nerviosos,
en retazos de mayo casi junio.

Poeta Gerardo Almada (Uruguay)

La literatura que todo lo ve

LA VIDA DEL NEGRO ENTRE "PARACOS"

El campesino de tez morena fue confundido con el ‘Negro maldito’, guerrillero perseguido en la región durante muchos años. Los hombres armados lo colgaron de un árbol, atado por los pies, exigiéndole su identidad.

-Yo no soy a quien buscan, repetía gritando con desespero.

Esposa e hija, abrazadas en fusión ferviente, estaban conminadas al silencio por dos fusiles ávidos de sangre inocente, ambas presenciando una escena que sólo habían idealizado por cuentos escuchados en boca de hombres viejos a lomo de burro y tabacos pestilentes que nunca se apagan.

En ese momento ya el pantalón del campesino presentaba una mancha de orines y mierda líquida, como los mismos orines, que corrían hacia su pecho y espalda. El cañón del arma seleccionada para él, presionada con fuerza, le había ocasionado dos siluetas circulares bien demarcadas en su sien derecha. No habría una tercera tan sutil.
-Si tú no eres el ‘Negro maldito’, de todos modos vamos a divertirnos contigo, dijo el jefe de la cuadrilla paramilitar.

Treinta hombres, vistiendo uniformes camuflados, acababan de tomarse la población. Disparos lejanos, en ráfagas sordas, generaron la misma incontinencia en la mujer de cabellos lucios y piel amarillenta, pobre como su marido y no menos que sus ancestros y el único mundo que conocían.
El líder del grupo cortó con un cuchillo la cuerda que sostenía al hombre boca abajo. El cuerpo cayó aparatoso a la arena. El impacto fue seco, acompañado de golpes de culatas en la cabeza y patadas certeras en el tórax: más sangre, más gritos. Mujer e hija sólo atinaban a sollozar una seguidilla de padrenuestros y avemarías entre susurros como conjuro contra males irremediables.

-El ‘Negro maldito’ huyó antes de que ustedes llegaran, balbuceó el campesino mientras el jefe del grupo volvía a ponerle, con mayor presión, su arma contra la cabeza. La mujer cerró los ojos, la niña vería el desenlace fatal de su padre.
Un disparo más surcó el ambiente convulsionado del pueblo. La campesina continuaba con los ojos cerrados, entregada a rezos extraños, y nunca más los abriría después del segundo tiro. Los hombres armados fueron clementes con la niña, pero antes de abandonar la finca el más joven de los paramilitares, escogido al azar de los dados, la despojaría de su virginidad en un pajonal instigado por sus compañeros de diversión. Los senitos de la menor parecían mamoncillos sobre dos platos llanos.


-“Muere por negro” fue lo que dijo el mandamás al dispararle a mi papá. Y el ‘Negro maldito’ nunca fue encontrado, refiere la mujercita tiempo más tarde, cargando al niño de cuatro años, famélico como ella, mientras la radio de baterías anuncia el recrudecimiento de la actividad paramilitar en la zona. La joven lanza dos hijueputazos y un salivón oscuro a la tierra negra.

-Hijito, es hora de irnos. Recoge el caballito de palo, dice la mujercita que heredó los mismos cabellos amarillentos de su madre y la misma pobreza de todos sus antepasados.


-¿Cómo te parece? Otra vez vienen aquellos que hacen el trabajo sucio que los del gobierno no pueden hacer de frente, dice la joven, morena también, aferrada a una estampita raída de San Pedro Claver, mientras piensa y casi deja escapar ante su hijo la identidad del padre de él, otro ‘paraco’ de los muchos que han ensuciado con sangre la tierra fértil para cultivos de la violencia fratricida.

Escritor y periodista Daniel Castropé (Colombia) Reside en Miami, USA

El Álbum de La Urraka

¿Lo reconoces? ¿Quién lo diría, eh?
El adolescente Osama Bin Laden.

El lirismo en La Urraka

Poema 2

I

Estoy tramando mi partida,
como la última lámpara de la calle,
arruinada y ciega,
tras el parto de los grillos de diciembre.

II

Es aún de noche,
los niños duermen
mientras los perros
deliran en los huesos del infierno.
Guardo los últimos fanales de los gatos,
los fantasmas - alfileres de la carne-,
los payasos que me acosan
desde el primer intento en el tejado,
ahora ríen complacidos,
me verán partir de veras.

Poeta Siomara España Muñoz (Ecuador)

jueves, 19 de noviembre de 2009

URRAKACUENTO

LA JAULA

La superficie de la azotea era áspera y gris, remendada con brea. Con grandes tubos y rejillas de ventilación por los cuales escapaba un humo negro y caliente. Enjambres de cuerdas atravesaban el espacio con ropa tendida al sol, overoles de trabajo y camisetas blancas en su gran mayoría. Una gran jaula de palomas ocupaba la parte norte. El aleteo constante y las plumas que escapaban desde la red metálica hacían estornudar repetidamente al hombre que la observaba. El tipo miraba a las aves en silencio. El viento allá arriba era suave, fresco, recordaba la cercanía del agua.

El hombre volteaba a veces hacia el borde de la azotea. Caminaba algunos pasos hacia la pequeña explanada y permanecía allí, absorto con el ir y venir de los carros. El viento movía su cabello, el pavimento parecía deslizarse, los cabellos y las ropas en la calle eran hormigas en movimiento. Luego regresaba hacia la jaula y sus manos pulidas tocaban con asombro las junturas entre la madera y el metal, “qué buen trabajo”, se decía. Desde abajo llegaba el rumor de la calle, el hombre se calzó lo zapatos mirando de reojo las palomas, se acomodó el cuello de la camisa ligeramente torcido por la posición incomoda al agacharse a mirar las aves, recogió el portafolios del suelo y se sintió extraño, “ya deben estar todos en la oficina”, pensó. Unos pasos detrás hicieron que volteara bruscamente.

─ ¡La misma mierda todos los años!, oiga amigo, si va usted a matarse le sugiero que se tire del otro lado. Siempre los jodidos somos nosotros, ustedes quedan vueltos mierda en el piso y a mí me toca cambiar de posición la jaula, por la ridícula jodedera de los policías.
─ ¿Por qué dice eso, qué le hace pensar qué quiero matarme?
─ Diez años de estar trabajando en este sitio, y de encontrarme a tipos como usted acá arriba, viendo el cielo de forma extraña y hablando disparates.
─ Se equivoca si piensa eso de mí.
─ No, señor, yo no pienso, simplemente lo sé.
─ Desde hace un tiempo vengo varias veces a la semana a pensar un rato y a mirar las palomas.
─ Si usted lo dice.
─ La jaula, dijo de pronto, ¿dónde la consiguió?
─ La hizo mi padre, respondió el hombre, mientras se movía de un lado a otro recogiendo algunas prendas secas de las cuerdas.
─ Es un excelente trabajo, me imagino que su padre debe tener una buena clientela. ¿Dónde tiene el taller?
─ No, el viejo ya no trabaja por encargo, lo hace simplemente cuando le da la gana.
─ Es un hombre afortunado entonces, pero algo tuvo usted que haberle aprendido, ¿no lo observó trabajar cuando niño, no le enseño nunca sus trucos?
─ Lo intentó, dijo el hombre, mientras secaba sus brazos con un trapo rojo, pero mis manos eran torpes, y su paciencia limitada.
─ Lo entiendo ¿y las palomas, son suyas?
─ Sí, dijo, escrutando directamente los ojos del otro.
─ Tengo que ir a trabajar, ya se me hizo un poco tarde.
─ ¿Le gusta la carpintería, amigo?
─ La adoro, mi padre pagó mis estudios enclaustrado en su taller.
─ ¿Y usted, usted si pudo aprenderle algo?
─ Mi padre nunca lo permitió, quería que aprendiera cosas mejores.
─ Oiga pero es raro, usted dice que viene varias veces a la semana, pero yo nunca lo había visto.
─ Tengo que irme, respondió.
─ Debe tenerse mucho valor para hacer algo así ¿cierto?
─ ¿A qué se refiere?
─ A tirarse de la azotea.
─ No lo sé, nunca lo he pensado.

Un avión que pasaba cerca alborotó de repente a las palomas, decenas de plumas saltaron de pronto desde la jaula. El hombre del portafolio sacudió sus pantalones llenos de pelusa, estornudó varias veces y caminó de prisa hacia las escaleras del descenso. El otro lo observaba recostado a la jaula, sonriendo le hizo por la espalda la señal de la cruz, luego sacudió varias veces su overol con el trapo rojo y lentamente comenzó a darles de comer a las aves, mientras oía con atención las pisadas del hombre al bajar, ileso, pero ardiendo.

Escritor Edgardo Herrera (GF) Colombia

La épica en La Urraka

ACERINA Y TANAUSÚ

Se escuchó su voz,
dicen algunos.
-¡Vacaguaré!-, grito el mencey,
prefiriendo morir a ser cautivo.
Y se negó a comer
para llegar más pronto
a su destino.

Sería el último rey
de aquella isla, de Aceró,
en La Palma canaria sacudida
por la fuerza imperial
de aquellas huestes
de la Castilla dominante
y expansiva.

Y la mujer cuyo amor
le había ganado
a un pedazo de cielo, Mayantigo,
con el mismo grito,
desafiando suerte,
eligió también la muerte
por camino.

Y echose a la tumba
estando viva,
arropada con pieles, Acerina,
la de los ojos negros,
la de palmera sangre,
que encuevada hacia la muerte
honró la vida.

Y murió Tanausú,
murió Acerina
feneció la libertad en esos días
pero aquel “vacaguaré”
-¡quiero morir!- , la muerte digna,
impregnó el alma toda
de la isla…

El murió de honor,
maldiciendo a la traición
por su ignominia.
Ella ofrendó al amor
el tributo pleno de la vida;
y trocaron en leyenda del dolor, la virtud y la injusticia.

Escritor y poeta Jorge Eduardo Padula (Argentina)

EL ARTE DE LA POESÍA

SILOGISMO ALCOHOLIZADO

A Charles Lutwidge Dodgson & Henry Chinaski

1
Puede que un día amanezca,
que el cielo esté sangrando.

2

Y una damisela, aún briaga
tras la nebulosa batalla, deje
caer su acaso húmeda toalla
entre muslos vacíos míos;
y me despierte a besos,
y entre ácaros sueños duérmame.



La vida es una botella.

Poeta Alberto Romandía (México)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Poetas que llegan a La Urraka

Este crepúsculo es la vendimia de tu carne alucinada
en el amor inmarcesible
Tras el castigo
¿hay una voz que te rescate
en la mortal repetición del espejismo?
¿Hay un latido en que te sueñes
como un jardín fulmíneo
como un fulgor jardíneo
entre el desierto y la ceguera?
Vestirás de incandescencia sobre el rapto
violín de un solo llanto donde te reinicias
Arde para mí en este estriamiento
En el transcurso de mi nombre
eres la sed y un aullido.
********************
Vísperas de amor que te anochecen
en cárceles de sed
Reclinatorios de humedad donde remueres
Hormigueros de esa muerte y su lascivia
¿Pendulará tu alma
como una flor vencida
por una explicación que dicta entierros?
Hallarás la desnudez de este principio
Hallarás lo azul de nunca estar
¿Húmedamente te marchas entre astillas
como una soledad de ciego entre las huecos?
Es el dolor goteando entre las cerraduras
La lluvia hiere lentísima espectral
casi un adiós como tus ojos.

Poeta Jorge Castillo Fan (Perú)
Del Libro Ojo Danzan te (inédito)

EL PODER DE LA PALABRA

PRIMER ANUNCIO

Nos descarna la noche y se nos pegan todos los vuelos
Las manos han quedado abiertas
Para demostrar que los vientos han errado
Oyes esa harapienta vibración, si es la nuestra y es mejor ignorarla
Somos borrosos para los dioses tanto como ellos lo son para nosotros
Vamos vestidos con agujas quemadas, agotamos el primer ojo
Para qué guardar memoria,
Si solo hay viento y agua operando en el brote de los seres inviolables
Las memorias alzaron la luz como limite primitivo
Habrá veces en que nos echen fuego o niebla encima
Para distinguirnos
De eso que hubo entre el cielo y la copa del derrumbe.
Nadie ha descubierto nuestra cofradía,
Porque hablamos un idioma en clave
Entre la bruma accidentada y los lechos mancos
Llevamos atada a la espalda la quimera investida de cera.
Esta mañana se levanto el polvo,
Atisbo esa continuidad que se asoma al día
Un tiempo accesible del que se sale con pies de silbidos hacía las casas
Para entrar y salir de ellas, golpear las puertas mientras abren
Y no es nadie
Mientras vuelven a golpear y de nuevo abren y de nuevo no es nadie
Pero alguien hace cálculos, sumas y restas con esos golpes y comprueba
Que el mensajero fue cubierto
Por constelaciones marinas y anillos venenosos
Y llama a las líneas a advertir
Que las manos del cielo se basan en las retenciones.
Él con nosotros hace una sola cadena, esa sola cadena que hacemos
Con los ángeles que crecen hacia abajo en retribución a la madera
Con las animas genitales que marcan con oxido de zinc sus territorios
En los muros De las cavernas, ahora son distintos los umbrales,
Como el agua que se desengaña
Un renegado magnetismo nos enmascara,
Bañamos las armas en el leproso centelleo
El espacio que ocupamos dentro de la noche se vuelve niebla
Niebla que codicia la fragmentación del cuerpo.
Es mejor ignorar que nuestras raíces
Se abandonaron a cielos equivocados
Que al nacer interrumpimos a esas serpientes
Que son las herramientas de la tempestad
Es mejor no guardar memoria, todos vivieron bajo una lámpara culpable
Lo sumergible del mar primero fue hecho en el cielo
Miramos hacia atrás y vemos al fulgor derribar una hilera de días
Es otra la mirada como la del hombre que se mira fijamente en la mujer
Y descubre que ha convivido con el relámpago
Que encamina a la sangre hacia un camino invisible
Con la clave que castiga las piedras, para que la luz se quede a solas con la muerte.
Descubre que ha agitado pájaros y espejos para que el infierno envejezca
Descubre que ha dejado cubierto de brisas el árbol sexual que releva a la muerte
Descubre que dos temblores se quedaron para siempre frente a frente.

Poeta Rodrigo Verdugo (Chile)

SIEMPRE LA POESÍA

DIEZ MIL VERSOS DE QUEVEDO

A Don Francisco de Quevedo (17 de Septiembre de 1580 - 8 de Septiembre de 1645), gran poeta y gran hombre, admirado compañero de pluma, tinta y papel

Diez mil versos de Quevedo,
una pipa humeante en la boca,
una pluma en la diestra
y un papel manchado de tinta.
Un par de siglos
de soledad impoluta,
de ilusión eterna,
de cariño recíproco.
Entre la brisa y el llanto
se oye corretear
el pasar de los años,
la vejez constante
que acecha, como
la muerte despierta
y viva que a mi lecho
aborda todas las noches
intentando llevarme
al otro extremo de la eternidad.
Recito estos versos
bañados en alegría y tristeza,
en desolación y muerte.
Empapados en guerras y destrucción
en injusticias y ecuanimidades.
Recito estos versos
para que no me deje la pena,
para que no pueda absorberme la tristeza,
para demostrar a mi mente
que aun estoy vivo
y que no hay poder ninguno
que pueda arrebatarme lo que más quiero:
mi vida.

Poeta Oscar González Pardo (España)

lunes, 16 de noviembre de 2009

EL CUENTO EN LA URRAKA

EL MANJAR DE NARCISO

Ese treinta y uno, mujeres del año lo llamaron para saludarlo. ¿Dónde lo pasaría? También su madre lo había llamado y, como a todas, aseguró que ya tenía un compromiso. Pensó en la que él habría de aguardar (“era hermosa estilo ave del paraíso”) a los categóricos e inclaudicables efectos de encamarse con la veintiañera por primera vez: “...voy a visitar a una prima de mi mamá. Es en Aldo Bonzi. Estoy con ella un rato y me voy a tu casa antes de las doce. Por las dudas, porque ellos no tienen teléfono, si hasta las once, once y cuarto no llegué ni te llamé, no me esperes, querrá decir que no pude...”

Desacostumbradamente se vio un filme de cowboy por televisión. John Wayne. El Paroramic, encendido, mientras arreglaba unos libros desvencijados (Marqués de Sade, Poldy Bird, Carlos Gorostiza, “La Historia de los Medios de Locomoción”, un cancionero de los Beatles). Planchó, barrió, ordenó el armario de la cocina. Hizo acople en dúo con Argentino Ledesma en una milonga, luego de pasarse ocho minutos cepillándose la dentadura tras masticar la pastilla revelante de placas y hacerse un par de buches. Había diferido tres semanas el inicio de ese plomizo tratamiento para su obstinada paradentosis. No era un jovencito. Se entretuvo con el cepillo empenachado en los intersticios. El hilo dental, importado. Estimular, estimular esas encías sangrantes con los palillos enfáticamente prescriptos.

Y arribamos a las ocho y cincuenta y cinco de esa noche, diez y veinte, once menos diez. Levantar el tubo: sí, hay tono. Asomarse a la ventana. Cuarto piso de la calle French. Y le constaba que funcionaba el portero eléctrico. Once y dieciséis y la alucinaba. “Ese reputo timbre que no suena.” Primero ponerse cómodos, después la sidra. El comienzo del año todavía podría ser una gloria. Estaba caliente... ¿como qué? Pero muy caliente. No iba a comer, trataría de recobrar la línea. Hacía calor, lloviznaba, tomaba agua con limón. Se abalanza hacia la mesita de luz y resulta número equivocado. Se abate. ¿Quién se hallaba más solo que él?

Con el humor requiete in pache (requiescat in pace!) alienta la alternativa de que ella se presente ya primero de enero y cero treinta. La llovizna cesó. Bocinazos. El corazón zangoloteante. ¿Qué se espera ya en los setenta minutos de año nuevo? Cumplidos los noventa, transfigurado, instala un rito. Se quita la remera, la dobla, la guarda. Coloca las zapatillas debajo de la cama. Desajusta el cinturón y con lentitud abre el cierre del jeans (Cristian Dior), se lo saca, le busca una percha, lo ubica en percha y en placard. Se mira en el largo espejo interior, erradica el calzoncillo. Primero a dos manos masajea, chiches y golpecitos sabios con tímida yema, la izquierda estirando la piel desde el escroto. Cambio de técnica con la derecha, correr y descorrer el prepucio. Fija la mirada en el espejo y nunca más acompañado. Descenso rabioso a la ignominia. Y al baño y al inodoro tan enhiesto, tan vertical el soliviantado, tanta contundencia para nada, el manjar de Narciso (“para el egoísmo ilimitado del niño todo obstáculo es un crimen de lesa majestad”), y allí derrama mientras oye a la demorada que grita: “¡Soy Norma, abríme!”, y golpea juguetona la puerta del departamento y toca el timbre, añadiendo: “Por fin, ya llegué! ¡Se me hizo tarde!”, y así las cosas, Norma espera que la puerta se abra.

Escritor y poeta Rolando Revagliatti (Argentina)

La galería de La Urraka

Nombre: Un sueño finge ser
Autora: Aninés Macadam (Argentina)

Contra toda evidencia, la poesía

Sentencia

Cuando no me queda
más alternativa
salgo con mi paraguas
a llorar la realidad
..........................
Boga ausente
a Candelario Obeso
Qué extraño
el remo se aleja
dejando montoncitos
en el mar
............................
Blando

Se divierte el niño
matando con el pie
la cabeza del chorro
que resbala
por la calle empedrada

Escritor y poeta Yesid Pabuence (Colombia)

Anécdotas de los escritores

Con ocho años, Julio Verne asistía en París a la escuela de madame Sambain, la viuda de un marino que le contaba anécdotas de los viajes que realizó con su esposo. Aquellos relatos despertaron su pasión por la aventura. Así, el escritor contó en su autobiografía, Recuerdos de infancia y juventud, que cuando su padre le mandó interno a un colegio, trató de fugarse. Hizo una cuerda con sábanas y se descolgó por la ventana, pero fue sorprendido por un jardinero. Charles-Noël Martinrelata en su libro La obra y la vida de Julio Verne que el muchacho realizó un segundo intento de fuga con once años. Pretendía llegar a Marsella y embarcar rumbo a las Antillas para conseguir un collar de perlas y regalárselo a su prima, de la que estaba enamorado. Por esa aventura se ganó una paliza de su padre, quien le hizo prometer que desde ese día solo viajaría con la imaginación.

Poesía que cruza fronteras.

LA SILLA

No consiguió la silla partir tras la mujer
Pase a sus cuatro patas
Permanece en su sitio
Delante del jardín
Y solo un cojincillo de colores evoca
Las tibias piernas
Abandonadas largamente encima suyo

Bajo ellas la hierba languidece
El tiempo acecha desde arriba

Ignoro ahora si podrá resistir
La solitaria cuatro patas
El afilado besuqueo de algunas gallinas
Al no haber quien las eche

Poeta Violeta Boncheva (Bulgaria)

El erotismo en La Urraka

CUANDO LLUEVO

Anoche comencé a llover
aumentando el cauce de los ríos
limpiando las hojas de los árboles
dejándolas brillantes como de cristal
he convertido la tierra en arcilla
para que los hombres modelen con ella
vasijas platos jarras y estatuillas.
He estado lloviendo toda la noche
golpeé los techos y los vidrios de las ventanas
tratando de decir algo del cielo
he llenado las norias para que mañana sacien su sed
los hombres los animales y la tierra.
Pero estoy triste
yo habría querido llover sobre ti
mojar tu cabellera
deslizarme por tus mejillas como caricia
y pegar tu camisa a tus senos.

Escritor y poeta Osvaldo Ulloa Sánchez (Chile)

Periodismo cultural en La Urraka. Entrevista de Javier Claure con el artista plástico Mamani Mamani.

Mamani Mamani y Toda la Energía de los Andes en Estocolmo
Por Javier Claure C.


El pintor boliviano Roberto Mamani Mamani * (Cochabamba, Bolivia, 1962), expone sus cuadros en la Galería Bellange de Estocolmo. La exposición se inauguró el día 3 de junio del presente y estará abierta al público hasta el 14 del mismo mes. Como es de esperar, ofrecerá al público expresiones del universo andino.
Mamani Mamani, de origen quechua y sangre aymara, estudió agronomía y derecho, pero el amor por el arte lo llevó por otros senderos. Siguió, con buen ojo, el consejo de su abuela que decía: "los colores fuertes son para ahuyentar los malos espíritus y no quedarse en al oscuridad". Gracias a su arte y los colores casi electrizantes que utiliza, en sus cuadros, no permaneció en la oscuridad. Hoy en día, es uno de los pintores más internacionales de su país y los caminos por donde pisa están bien iluminados. Su obra se ha exibido en más de 20 países.
Ha ganado dos premios importantes: uno de la UNESCO y otro el denominado Pedro Domingo Murillo. Está consciente que esos premios abrieron las puertas para que sea reconocido fuera y dentro de su país.
En la cosmovisión andina, el concepto de runa (hombre) tiene un sentido completo. Un individuo separado de su comunidad, de su pareja o de su identidad es un ser carente de existencia. Y Mamani Mamani, le da un toque de profunda certeza a este concepto, porque está bien arraigado con la comunidad aymara y quechua. Escribe su apellido aymara con mucho orgullo y lo ha situado en un alto pedestal. Tiene una identidad clara y firme que muy bien la presenta en su obra de arte. Por eso entra en geografías que se pliegan a la belleza originaria de los pueblos andinos. Con gran talento artístico crea un mundo lleno de simbología, cosmovisión, códigos, figuras geométricas y colores pertenecientes a la cultura de su país que lo vio nacer.

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domingo, 15 de noviembre de 2009

EL ENSAYO EN LA URRAKA

UN BUEN GRAMÁTICO Y UN MAL BUFÓN

No voy a discutir sobre el valor de la literatura de Fernando Vallejo aunque se requiere de un ligero contexto. Vallejo en mi concepto tiene el mérito de saber jugar con las palabras, esto lo convierte en un escribano meritorio, para consagrarlo como un escritor clásico de literatura se requiere del debate estético-artístico, y eso no nos ocupa aquí. Si tuviese que dar algún asomo a este último punto, diría que el mayor mérito de Vallejo como escritor radica en utilizar el fetiche de la época: “el escándalo mediático, el pseudo atrevimiento, la ruptura aparente” (Lyppovetsky). No obstante ahí está la trampa, Vallejo ejerce estos fetiches en el sentido perverso de la postmodernidad, negando cualquier raciocinio formal mínimo, (incluso en las formas) en un sentido anárquico vulgar (insulta así el verdadero anarquismo, el de Pessoa por ejemplo), contribuye a la confusión general (como tantas bombas con nombre ajeno); la prosa de Vallejo emerge como chocolate para un niño, como éxtasis entre la juventud, como una golosina perversa...

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Escritor y poeta Enrique Ferrer Corredor (colombo-venezolano)

NUEVAS VOCES EN LA URRAKA

BOSQUE

¡Eres alcancía de las aguas de lluvia!
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EL SOL

Un día descubrí al sol escondiendo su faz
en unas montañas de nubes bermellón,
todos los pajarillos se confunden uniformados
con aromas de florecillas blancas,
cuando obscurece el sol aún salta en mis ojos.

Poeta María Santay Argueta (Guatemala)

TALLER DE LA URRAKA

CLANDESTINO

Las paredes desconchadas
de un edificio
que conoció mejores tiempos
El miedo en el rostro
La camilla oxidada
Desconcertantes sonidos metálicos
Y al final
una voz neutra que dice
Ya puedes irte.

Escritora y poeta Rosemary Maciá (GF) Colombia

LA NARRATIVA EN LA URRAKA

EL CLUB DE LOS MELANCÓLICOS

Por Delfina Acosta

Levanté la mirada y caí rendida de desolación. Cuán grande era la casa, con sus habitaciones desnudas y húmedas por donde corría el viento frío de la tarde de agosto. Un agosto ventoso y huraño. Pensé, no sé porqué, en mi amigo Antonio, que estaría - seguramente - aguardando las campanadas de las cinco de la tarde para ir a misa, y salir luego de ella, a las siete, entre los empujones de la gente apurada; distraído él, con los ojos marcados por profundas ojeras, se dejaría empujar. Pobre... Nada podía hacer ya Antonio; los oficios religiosos no le servían, sin embargo prefería el olor a incienso de la iglesia, que le producía un modo distinto de tristeza a aquella otra, tan bien conocida desde sus veinte años (ahora tenía treinta y cuatro), aquella tristeza que le hacía reclinar su cabeza sobre el respaldo del sofá, mientras Frank Sinatra cantaba “A mi manera”, y un hilo de conversación, entre él y su propio yo, se apagaba en el momento de encender un cigarrillo.
Sonó el timbre. Era Consuelo, con su crisis de asma. Parecía una aparición frente al portón de mi casa. Un estornino amarilláceo que la escuchó estornudar levantó el vuelo hacia el cielo; deseé entonces (siempre he sentido una profunda aflicción por los asmáticos) que los pulmones atormentados por la asfixia de mi pobre amiga se liberaran, y su carga fuera llevada por aquel pájaro que partía, aleteando con fuerza y vitalidad, hacia la claridad del firmamento.
La hice entrar. Y me contó. Y se sabe que contar es reunir los muebles ajados de la casa, el polvo de los pedestales, el desaparecimiento del repartidor de gas, la humedad de la tarde, los ácaros de las gavetas, la pérdida de los biblioratos, todo, en suma, en un suspiro largo, que de por sí lo dice todo. ¿No es cierto, acaso? Ah..., le dije tomándole de las manos, que estaban frías. Caminamos. Le comenté que la semana pasada había sufrido un nuevo ataque de melancolía. Los ataques suelen ser terribles. Pareciera que la enfermedad bajara hasta mí desde la rama pálida del jazminero que crece junto a mi ventana; peor aún, pareciera que la misma rama se metiera en mi interior; suelo sentir cómo caen de mi boca aquellos jazmines salivosos las veces que hablo. Hablo para quejarme, sin saber qué me duele, ni dónde, aunque me duele y mucho. Ay, vivo tan sola. Cuando enfermo no está nadie en la casa para prepararme un té de chamomilla o tilo, ni para decirme que quizás estoy exagerando, ni para prometerme que ya pasará este ruido molesto de puertas que se abren, rechinantes, en mi interior, aunque no hay modo de cerrarlas pues se sabe que ellas obedecen a los espíritus rebeldes.
Por las puertas abiertas entra no solamente la lluvia, con un olor a sal de alta mar, sino...

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EL MUNDO DE LA POESÍA EN LA URRAKA

MI CACHARRO

Gracias a este pequeño espacio
que ocupan mis pies
es que puedo desplazarme
en esta tierra inmensa.
He visto volcanes encendidos
huracanes violentos
mares sumisos.
He abierto libros
que nunca he terminado
y leído poemas que no puedo olvidar.
He amado y he sido amado
padecido insomnios abrumadores
y visto caer estrellas.
Fantastiqué con los cambios
con las revoluciones metafísicas.
Colgué retratos y citas
en todas las paredes
que me aislaban del mundo.
Gocé de algunos privilegios
que el sistema distraído me daba.
Envié cartas sin respuestas
y purgué ciertas culpas
ignorando su origen.
He pagado en ventanillas equivocadas
abierto cuentas en sociedades anónimas
renovado documentos caducos
A veces di en el blanco.
Después y antes Ella
Ellas
en la maravilla de la polaridad.
Vi tantas justicias declaradas injustas
tanta desigualdad iguales.
No sé que será de este cacharro mío
cuando se llene de vacío.


Poeta Carlos Sánchez (Italia)

sábado, 14 de noviembre de 2009

EL ARTE DE LA FOTOGRAFIA

Título: Meditación
Autor: Siddartha (Colombia)

LOS POETAS EN LA URRAKA

"Amamos la vida por que estamos
acostumbrados al amor y la paz"
HOY
(Cándido)

En este preciso instante
Como todos los días
A cada segundo
A cada minuto
Pensando en ti
Como todas las noches
Junto a la música de nuestros recuerdos
Veo cantar, bailar y sonreír el Universo.
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"El olvido, es la noche sin luz ni estrellas dentro
del alma"

SINÉRSIS DEL CORAZÓN
(Alma de perro)

No importa el tiempo que amé
ayer fue hoy
hoy será mañana
y te amaré.
Llegaste como un rayito de luz
tu cuerpo y el mío
causaron eclipses de Sol y de Luna
el día y la noche
se convirtieron en poemas.
No importa el tiempo que amo
ayer es hoy y mañana futuro
en el hijo que prolonga
la estrella que acompaña mis noches.
Amar es un verbo que tiene
presente pasado y futuro
como música de los latidos
desde el fondo de mi corazón.

Escritor y poeta Luis Calizaya Arce (Bolivia)

LAS POETAS, ESE UNIVERSO

PATRIARCA

Para Rubén Quintana,
el patriarca de los primos.

Con una sinfonía en la mirada
y una frase de Ingenieros en los labios
decidiste explorar otros lugares
para encontrarte quizás con tu pasado.
No dijiste adiós
y fue el silencio
que cobijó tus sentimientos truncos
sin comprender en que curva del camino
perdiste un día
de tu vida el rumbo
Esperaste de los que amabas… Todo….
Odiaste los errores de terceros
pero tus lágrimas guardaban tu grandeza
y en tus silencios escondías un ¡Te quiero!
Conocí tu denodada lucha
y ese dolor que nadie imaginaba.
Tu soledad de Ateo empedernido,
que igual ha conquistado el cielo esta mañana.

Escritora y poeta Lydia Raquel Pistagnesi (Argentina)

LA GRAN POESÍA EN LA URRAKA

EL MENSAJE

Devuélveme mis ojos largamente descarriados,
pues es ya mucho el tiempo que han estado sobre ti;
mas ya que tales males allí han aprendido,
tales conductas forzadas
y apasionamiento falso,
que por ti
nada bueno pueden ver, quédatelos para siempre.

Devuélveme mi corazón inofensivo,
que pensamiento indigno no podría mancillarlo,
pero si el tuyo le enseñara
a burlarse del amor;
a quebrantar
palabra y juramento,
quédatelo, porque mío no será.

Pero devuélveme mi corazón, mis ojos,
que pueda ver y conocer tu falsedad;
que pueda reírme y gozar
cuando te angusties,
cuando languidezcas
por aquel
que no querrá,
o, como tú ahora, falso sea.

Poeta John Donne (1572 - 1631) Inglaterra

HAY QUE DESCONFIAR DEL QUE NO RÍE


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QUEREMOS ROCK

Sólo disfrútalo.

Una de las grandes del Jazz: Billie Holiday