BIENVENIDOS: REVISTA LA URRAKA INTERNACIONAL. EDICIÓN Nº 26

Portada:
Obra: Regatas en Argenteuil
Autor: Claude Oscar Monet
Fecha: 1874
Museo: Museo de Orsay
Características: 48 x 75 cm.
Material: Oleo sobre lienzo
Estilo:Impresionismo

***********************************************************************************

Cómplices en las Artes y la Amistad

MARAVILLAS MODERNAS EN LA URRAKA.

MARAVILLAS MODERNAS EN LA URRAKA.
A lo largo de un eje de casi dos kilómetros, en el antiguo cauce del río Turia, este complejo impulsado por la Generalitat Valenciana sorprende por su arquitectura - obra de Santiago Calatrava y Félix Candela - y por su inmensa capacidad para divertir y estimular las mentes de sus visitantes que, recorriendo sus edificios, conocen diferentes aspectos relacionados con la ciencia, la tecnología, la naturaleza o el arte. (Haz click en la imagen)

viernes, 5 de febrero de 2010

LA NARRATIVA EN LA URRAKA

BAJO LA LUZ DE UN FAROL

Se conocieron en la facultad, él estudiaba en la de filosofía y letras, ella en la de contabilidad. Polos opuestos. Y así lo eran en todo lo demás: ella con un excelente gusto para vestir, siempre sencilla y sobria pero elegante. Él, informal y extravagante, con los pantalones rotos y tenis sucios, la playera descolorida. Ella, peinada cuidadosamente, nunca un cabello fuera de lugar, el maquillaje impecable, cumpliendo su cometido sin hacerse notar demasiado. Él, sin rasurar, cabello un poco largo siempre despeinado. Y lo mismo en el gusto por los libros, los hábitos alimenticios, el estudio, la manera de afrontar la vida, y sin embargo...se amaban.

Les faltaba un año para terminar sus estudios y ella planeaba continuar con una maestría, en especial ahora que había por fin logrado colocarse en una importante firma como la responsable del departamento de contabilidad. El sueldo era bueno y las prestaciones magnificas. Él mudaba de un empleo a otro y deseaba descansar al terminar la universidad para escribir un libro que, según él, le otorgaría fama y fortuna al tiempo que le abriría todas las puertas soñadas.

Un buen día, ella le comunicó que acababa de dar el enganche de un departamento, pues deseaba independizarse. A él le sorprendió un poco la noticia. Nunca habían hablado de matrimonio y no obstante, lo daba por hecho. Pensó que su novia permanecería en la casa paterna hasta el día en que se casaran.

Pero su intranquilidad creció cuando conoció el inmueble en cuestión. Ubicado en el último piso de un edificio que junto a otros cuatro cercaban el fondo conformado por otras casas y viviendas que hacían un cuadro alrededor del jardín con bancas de metal y faroles coloniales que le daban al lugar un aire de privacidad y tranquilidad envidiables. Pero lo que le mortificaba era el hecho de que para acceder a este conjunto de viviendas, solo había un callejón estrecho entre dos de los edificios que desembocaba en el estacionamiento.

Le preguntó a su novia si ya había tomado en cuenta que llegaría por la noche a casa, y que aquello seguramente estaría oscuro ¿Cómo pasaría a través del angostillo en medio de la penumbra? ¿Y si en aquella colonia había bándalos? ¿Se quedaría acaso encerrada en su auto o debería ir hasta un hotel para pasar la noche porque éstos amenazarían su bienestar al estar drogándose en el callejón?

La chica se rió y le aseguró que su madre le había hecho el mismo señalamiento pero ella estaba segura de que nada de eso pasaría. Terminó la discusión besando al muchacho en los labios para luego, estrenar el sofá con él haciendo el amor toda la mañana. Por la tarde, él se retiró a su casa dejándola en su nuevo hogar.

Con el pasar de los días, advirtió que había un cambio alarmante en el comportamiento de su novia. Se hacía la escurridiza en la escuela, por el teléfono era cortante y comenzó a buscar excusas para no verlo pretextando que el trabajo absorbía hasta su tiempo libre.

Por eso se decidió a dar con la verdad de lo que sucedía. Podía ser que fuera un chico despreocupado y quizás hasta un poco irresponsable, pero lo cierto era que la quería con toda el alma y no estaba dispuesto a perderla por nada del mundo. En uno de los breves encuentros en la facultad, hábilmente sustrajo las llaves de su bolso sin que lo advirtiera, se disculpó un momento simulando ir al baño y corrió a la calle para sacar una copia en la cerrajería de la esquina. Al volver, puso el llavero en su lugar y se despidió.

Eran las cuatro de la tarde cuando entró en el edificio. Subió los cinco pisos que tenía la construcción y abrió la puerta con la llave. Adentro todo parecía normal. Impecable como ella acostumbraba tener todo. Cada cosa en su lugar. Hurgó en los libros, en los cajones, el armario, en todas partes, pero no encontró nada que la acusara o que denotara una infidelidad de parte de ella. Sintió remordimientos por estar ahí, invadiendo su espacio y su privacidad, y decidió salir para ir a buscarla al trabajo y enfrentarla de una buena vez. Pasó junto al ventanal de la sala, se sentó en la silla detrás de las cortinas transparentes y miró el paisaje.

El jardín era bonito. La gente que estaba en él en esos momentos parecía disfrutarlo. Examinó al hombre que leía el periódico sentado en una banca, luego, a una mujer que regaba el pasto absorta en sus pensamientos mientras una joven caminaba alrededor para hacer ejercicio. Fue entonces cuando se dio cuenta de que nunca había visto niños en ese lugar. Normalmente, todas las colonias están plagadas de criaturas que van y vienen con sus balones de futbol y sus bicicletas, y más si se tiene un jardín como ese.

Pero ahí parecía que solo había adultos. Todo estaba siempre tan callado, tan plácido. Y de los pensamientos pasó a los sueños. Cuando despertó eran las 8:15 en el reloj. El departamento estaba a oscuras. Se levantó sobresaltado sin saber del todo en dónde se encontraba. Hasta que recordó. Seguramente ella no tardaría en regresar.

Entonces la vio. Detrás de ese ventanal, miró como la chica caminaba apresuradamente tratando de llegar al otro extremo del pasillo. La observó avanzar moviendo las caderas como siempre lo hacía, sonrío. Le encantaba verla haciendo eso. La sonrisa se borró de pronto cuando advirtió al hombre parado en el otro extremo del callejón. Era un tipo fornido con chaleco de cuero y pantalones de mezclilla que la contemplaba mientras ella, nerviosa, caminaba hacia él con la mirada clavada en el piso. Evadiéndolo.

Leer más

Escritora Elena Ortiz Muñiz (México)

No hay comentarios:

VISITA: GRANDES POETAS DEL MUNDO : http://grandespoetasdelmundo.blogspot.com/

http://grandespoetasdelmundo.blogspot.com/

QUEREMOS ROCK

Sólo disfrútalo.

Una de las grandes del Jazz: Billie Holiday