Sus carnes irradian nobleza y buenas costumbres
sus mandiles blancos
sus cubiertos descartables menúes económicos
de aceituna y té
si no mira esas bandejas
se deslizan apuradas de un lugar a otro como en un hospital
Hay telas pintadas por el verano en el rostro
de los turistas
ángeles neoclásicos y miniaturas desplomándose en mil
historias como la del niño alimentado por lobos
y del que brota agua
pero no es agua lo que se agolpa en este apretado bronce
que mane lo que sea
me aclaro desde el fondo ineludible de un vaso
el sol ya no es una moneda que tenga algún valor en mi país.
Poeta Roxana Crisólogo (Perú)
No hay comentarios:
Publicar un comentario