Esta es mi boca donde se duermen los lirios
que arranqué de tu estanque,
este es mi cuerpo donde se esconde la noche adolorida de pájaros,
este el placer infinito de tus gritos empapados en lluvia.
Mi voz se esconde
para oler la ola brumosa de tu falda,
para contar el tiempo en las aves
que se revuelcan hambrientas a orillas del mar,
para volver atrás un instante
y lavar nuestras sedientas copas ausentadas de agua.
Hoy,
tu voz se descubre como un río que se baña en mi cauce,
como un rumor de piel
donde se juntan tus sollozos y mis respiraciones.
Apenas me he ausentado,
y ya estás como esa luz que asoma sus alas temblorosa y tímida.
Déjame llegar hacia ti
para derramar mi espada sobre tu carne
que huele a trigo sesgado
y así completar la arena y el agua extraviada de la tierra.
CÉSAR QUISPE RAMÍREZ. Perú
3 comentarios:
César, bello poema cargado de pasión. Bien logrado. Laura B.Chiesa (Rca.Argentina)
maravilloso sentirse tan cercano sin medida de lo inmediato. Esto es poesia, Cesar, gracias
enrique brieba (Canada/Chile)
Es un poema de mucha altura. Me encantó la línea del "oleaje de tu falda".
Jorge Dávila G. Generación Fallida
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