Impacto proyectil arma de fuego.
Eso afirma tu acta de defunción.

Y yo, papá; imaginándote ahora
hermoso y joven como el kravitz de Again,
desangrándote por dentro.
De urgencias al hospital una madrugada cualquiera
Marinero de Baltimore,
visitante del Bronx,
sin más tatuaje que tu orgullo,
recién arribado y expectante
después de una fiesta de barrio;
con ése shock hipovolémico que aún no sé qué quiere decir.
Desangrándote por dentro
como una manzana invirtiendo sus colores,
a lo mejor nuestros rostros jugando a la ronda en tu cabeza
junto a tu angustia de dejarnos desnudos entre fieras,
mientras el frío filoso te corta y cubre
bajo un hermoso amanecer de junio.
Y luego tus ojos de vidrio.
Y luego esta vida que llevo.
NENA CANTILLO
5 comentarios:
Si siempre escribieras así ya me tendrías entre tus lectores. Un poema, o es acierto o es fracaso. Éste está entre los primeros.
Nena, nenita, hija mía, qué buen poema, ¡carajo! De los mejores que he leído. Si mantienes ese nivel que aquí alcanzaste. Serás de lo mejor en este país. Y tú sabes que no te miento.
DE ALGO DEBEN SERVIR LAS DESGRACIAS PERSONALES. UN BESO!
DE ALGO DEBEN SERVIR LAS DESGRACIAS PERSONALES. UN BESO!
Excelso, me recuerda uno que le escribi a una de mis hermanas, que creo que se explica por si mismo. Me permito ponerlo por aquí:
Ana, hermana:
hace nueve meses
una ilusión broto
la noticia
de que un nuevo ser llego.
Y a esperarlo con ansia,
con ilusiones,
con añoranza,
pues ya se extraña
tenerla acurrucada
y acariciarla.
Decisiones tenemos que tomar...
¿Comó se llamará?
¿Qué será?
¿A quien se parecerá?
¿Qué futuro tendrá?
Tenemos que preparar su cuarto
comprarle ropa,
(pensar que color)
imaginar su futuro;
sus quince años,
su primer amor
y tantos instantes
que nos regalaría con ardor,
con pasión,
con ilusión.
Perdidas en un instante
pues el cruel destino
en un desatino
me la quito,
no me dejo abrazarla
ni conocerla,
ni un instante le dio.
¿Por qué la he perdido?
¿A instancias de qué, se murio?
No llegue siquiera a olerla
y no pude verla.
No debí sobrevivir a mi hija,
pero por algo paso,
no te pude conocer
la muerte te llevo
y aunque fue en un instante
no es menos el dolor.
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