
MONSTRUO DE TRES LETRAS
No se cansa de repetir las olas
Vecino de temer
Cuando los alisios le alteran el talante
Y salta la avenida sin disculpas
Entonces su voz es un lamento
Bronco saturado de escombros
Cuando la lluvia lo somete
Termina por retirarse unos metros de la playa
Tornándose indulgente con los pájaros
Y en las noches limpias
A los hombres que le hurgan
Su interior con el boliche
Les regala sus huellas
Llenas de luna humedecida.
Ruth Patricia Diago (escritora y poeta)
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