Un río
de lenguas saltarinas
recorre los deseos
con su marea
de rojos inmediatos
y se oculta en el lecho
donde los siglos duermen
su pereza de piedra
en abandono.
Estoy arrinconada
entre sus aguas
que nunca fueron mansas
ni celestes,
solo furia y desvelo,
fuego inicial
que se desliza
con la tormenta errante
para estrujar la piel
y desatarla
a ritmo de resaca
y viento.
Ah las aguas y los besos...
Sigamos traveseando
los olores secretos
y gocemos sin culpas
en las manos,
que el minuto se agota
en nuestros dedos.
Poeta LEDA GARCÍA (Costa Rica)
1 comentario:
Leda, me gusto esto de "estrujar la piel y desatarla a ritmo de resaca". muy bueno el poema
saludos desde Argentina
Anahi Duzevich Bezoz
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