que se sienta al borde del abismo de su cama
mira hacia abajo antes de saltar
y duda sin remedio de si irá al trabajo
hay cada tarde un hombre manuel
que se sienta cansado en un banco del gimnasio
mira su peluda barriga que no baja
y piensa en sacar mañana todo su dinero e irse
hay también cada mañana un joven raúl
que coge sus libros para ir al instituto
mira con ojos dormidos el desorden de su mesa
y encuentra el cedé que le gustaría quedarse a escuchar
hay cada atardecer una abuela cipriana
que abandona con paso cansado el cementerio
mira con envidia la tumba del marido
y siente que pronto se liberará de su pesado cuerpo
hay cansancio en estos días extraños
y aunque me levanto de la mesa y lo dejo
me dan ganas de escribir al final del poema
que tal vez sean mis ojos los que se han cansado
Francisco Cenamor, España
2 comentarios:
Francisco: el cansancio, el agobio, el pensar en la nada como solución al todo es, en algún momento de la vida, algo que nos pasa a todos. Creo que más que los ojos se va cansando el alma. Laura.
B.Chiesa (Rca.Argentina)
Excelente, cotidiano y cierto.
Gabriela Abeal.
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