Siempre llevaba la red sobre sus hombros
atrapaba la felicidad para brindárnosla
Se alegraba con el toque de las canicas
y regalaba su sonrisa sin temor de perderla

Hacía bailar el trompo en la plenitud de
la sonrisa extendida
Miraba el mar como parte de su cuerpo y
en él guardaba sus tesoros , los mostraba
al sol para que los niños jugaran con los
colores que atrapaban del arco iris
Había hecho un altar para los libros
nunca tuvo la oportunidad de mirarlos
pero sabía que en ellos se escondía
el secreto de los tesoros del mar
Caminaba con los brazos abiertos,
no podía cerrarlos, se lo impedía
la alegría que siempre llevaba,
jugaba todos los movimientos
de sus nietos, desde como afirmar
los pies sobre la raya que separaba
lo malo de lo bueno, hasta como
mantenerse expectante esperando
una mejor lluvia
A veces jugaba con las palabras
y hacía trabalenguas atemporales
guardados en otras lenguas
Miraba a los seres a la luz que
portaban, sin temor de calcinar
sus pensamientos, siempre caminaba
en el trazo de su vara de pescar
A él lo llamaban para defender
las travesuras de los adolescentes
que jugaban a cosas de hombres zafios
JUAN V. GUTIERREZ MAGALLANES
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