-¡NENA! Gritó la partera una tarde fría de julio.
Alegría, llanto y la ilusión de una vida esperanzada, depositada en ese pedacito de uno, de dos, de todo, de nada.
Y todo comienza o termina, no sé.
No sé, o sí, tal vez…
Conociente e inconsciente de lo que nos toca vivir.
Porque quiero y creo en el ser. Porque vivo atómicamente en esta burbuja, en esta mota de polvo suspendida en mi sentir, en mi esperar o desesperar.
No sé, o sí, tal vez…
Porque deseo ser feliz, amar, gritar. Gritar que no pedí estar, que no pedí sufrir, que no pedí sentir.
No sé, o sí, tal vez…
Temo y no quiero. Temo por mis pedacitos de uno, de dos, de todo, de nada.
No sé, o sí, tal vez…
Sólo sé que estoy.
Estoy porque amo, porque siento, porque soy.
Y soy porque estoy viva.
Alegría, llanto y la ilusión de una vida esperanzada, depositada en ese pedacito de uno, de dos, de todo, de nada.
Y todo comienza o termina, no sé.
No sé, o sí, tal vez…
Conociente e inconsciente de lo que nos toca vivir.
Porque quiero y creo en el ser. Porque vivo atómicamente en esta burbuja, en esta mota de polvo suspendida en mi sentir, en mi esperar o desesperar.
No sé, o sí, tal vez…
Porque deseo ser feliz, amar, gritar. Gritar que no pedí estar, que no pedí sufrir, que no pedí sentir.
No sé, o sí, tal vez…
Temo y no quiero. Temo por mis pedacitos de uno, de dos, de todo, de nada.
No sé, o sí, tal vez…
Sólo sé que estoy.
Estoy porque amo, porque siento, porque soy.
Y soy porque estoy viva.
Poeta MILKA SOBRERO IBAÑEZ (Uruguay)
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