Ven como ese verso caliente que consume a dentelladas los sueños,
ven para que en tu pecho broten las rosas como estrellas,
ven a este verano extenso a dejar tus gotas sordas
sobre mis peñas abiertas. Ven y desátame del reloj que ya es mediodía.
Afuera la tarde es una fruta fresca
que aletea por la ventana
esperando exprimir su jugo milenario sobre nuestros cuerpos, si se juntan.
Desátame para soplar
los ríos, las palomas, el tibio mar
que emergen de tu piel canela.
Dejemos ese ruido de la noche y bebamos la mejor agua
de nuestros cauces
sin hacernos heridas con nuestros fuegos.
Busquemos el reposo como la paloma busca tus cabellos
para reconstruir su nido.
No oigas la campana del día que suena como un perfume barato.
Miremos el cielo y entreguémonos en sus dedos de pájaro.
Solo así podremos lamer la noche como animales salvajes.
Poeta César Quispe Ramírez (Perú)
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