El garfio de la luna que cuelga de mi ombligo
Me colma siempre de plenilunios.
Después éstos vacían su molde,
Igual que lo hace la mañana:
Arriba ni una sola estrella,
Abajo, lechos solitarios.
Sólo una afelpada albura de nieve sostiene todavía el alfeizar con los codos
Y echa a correr por la resbalosa pendiente,
Cuesta abajo resulta más emocionante aún:
Pareciera que tras un segundo llegara una naranja
Que hubiera mordisqueado su mirada.
Ojala se atragante la muy glotona
Que salpica de sudor su cintura:
Se diría que jamás ha visto un membrillo de dos gibas
Y jinetea su caballo como un gitano
Repentinos chasquidos aligeran la hora intermedia
Y todo toma su lugar.
Incluso el teléfono, el sordo ese,
Desgarrará sus timbrazos
Para demostrar
Que lo recuerdan todavía.
Poeta Violeta Boncheva (Bulgaria)
1 comentario:
"Se diría que jamás ha visto un membrillo de dos jibas", "Pareciera que tras un segundo llegara una naranja", etc.: excelentes.
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